24 de diciembre.

En las salidas anteriores comentamos que Javier Milei dijo en campaña lo que iba a hacer y que una mayoría lo votó. Por tanto, era esperable que pase agua bajo el puente para salir a manifestarse sobre las medidas del gobierno. Ese modelo de país ganó y la voluntad popular es sagrada.

Pero el decretazo de desregulación-destrucción total de la Argentina rompe todo tipo de pacto electoral. El ajuste lo iba a pagar la casta, pero, finalmente, lo va a pagar la “gente de bien”, como muchos de nosotros y nosotras dijimos durante la campaña. Al margen de la legalidad de modificar tamaña cantidad de legislación por Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), en lo cual no nos detendremos, el decretazo pone de manifiesto el mundo de Milei.

  • Se podrán quemar campos para hacer emprendimientos inmobiliarios sin reparar en el daño ambiental.
  • Te podrán echar del trabajo sin ningún tipo de causa y sin indemnización.
  • Te podrán establecer precio, moneda, tiempo y ajuste indexatorio a gusto del propietario en lo que respecta al mercado de los alquileres. Ellos dicen que es un acuerdo entre partes, de manera libre, sería bueno evaluar cuál es la libertad o la fortaleza que puede tener a la hora de negociar una familia que necesita desesperadamente alquilar para tener un lugar donde vivir.
  • La desregulación de las empresas de turismo implica que te podrán vender una excursión, sin ningún tipo de seguridad, donde en el caso de tener un accidente por falta de precauciones la responsabilidad será tuya por haber confiado en esa empresa.
  • El Estado podrá comprar administrativamente a proveedores extranjeros, en perjuicio de proveedores locales, que son quienes generan empleo, tributan, alquilan galpones, compran vehículos de transporte y contratan servicios adicionales en el país. El punto es que con proveedores extranjeros esa dinámica virtuosa sucederá en los países de origen de las empresas.
  • Podrás circular sin seguro. Imaginen cómo van a terminar las discusiones cuando luego de un choque, que ocurren todos los días, alguno de los involucrados no tenga un seguro que cubra los daños del tercero.
  • No tendrás un organismo de defensa al consumidor que te pueda defender ante aumentos no pactados ni informados, compras que no realizaste, servicios que no contrataste, y otras maniobras que todos sufrimos de las grandes empresas, como de telefonía, cable, tarjetas, etc. A escuchar largas horas de musiquita en espera y hablar con ordenadores grabados mientras reclamamos, a arreglarse.
  • Clase media: a soportar los aumentos y los precios ya inescrupulosos. Lo peor se vivirá con las prepagas, no tengo dudas.
  • Comenzará un Lobby mediático fenomenal por la privatización de los clubes, que seguramente muchos de ellos terminarán en amigos de Macri. Los socios ya no podrán votar, serán ¿clientes? ¿abonados?
Imagen creada por la Inteligencia Artificial de Bing Microsoft.

Hasta aquí un pequeño pantallazo del mundo Milei, poco ajuste para la casta, todo ajuste para la gente. Este paquete de medidas si hay algo que tiene es GUITA, de todos los lobbies empresarios más concentrados de la economía argentina que se verán beneficiados. Estas medidas, como toda desregulación, va en favor del más fuerte

Para los más ideologizados, para los que soñamos con una Argentina libre, justa y soberana, el peor de los infiernos es ver nuestras empresas públicas, privatizadas. Nuestra aerolínea de bandera, nuestra querida YPF propiedad de todos los argentinos, ARSAT, nuestros recursos naturales (el litio fundamentalmente). Todo el andamiaje jurídico listo para que Argentina sea saqueada, nuevamente.

Una reflexión política final

Como dijimos en salidas anteriores, no llegamos acá de manera mágica o aleatoria, hay mucha inoperancia, mucho curro y mucha casta también. Muchos genios de la política que, como escuché por ahí, en lugar de pelear contra los enemigos de Cristina, la hacen pelear con sus propios amigos. Los que quieren disciplinar la política “por arriba”, los que hacen llamadas voladoras para “ordenar”. A pensar y a la fila. 

Un viejo compañero decía que algunos tienen la capacidad de pasar a la retaguardia en el momento de la lucha y a la vanguardia a la hora de repartir cargos. Los mismos que privatizan las victorias y socializan las derrotas. Hoy toca acompañar. El pueblo va a estar a la cabeza de este proceso. Vamos a tener que ponernos en la fila y acompañar. El cómo y el cuándo no lo va a decidir nadie en una mesa, ni en un Tweet. No lo van a ordenar desde arriba. Seguramente a la vanguardia de esos procesos estarán los que, desilusionados, votaron a un falso profeta, cuando comiencen a darse cuenta de que no era a la casta, era a ellos, era al pueblo trabajador y a la clase media. A ellos les digo: volvió lo peor de la casta. La casta menemista y la casta macrista. Los mismos de siempre: el Sturzenegger, de la estafa financiera; la Patricia Bullrich, del robo a los jubilados; los Francos y el Araque oficialistas de todos los gobiernos; Cuneo Libarona, el sobrino de Menem. Nada nuevo bajo el sol.

En mucho se habrá fallado para que una mayoría haya elegido esta aventura menemista, e hiciera oídos sordos a las advertencias, optando por vivirlo en carne propia. El sufrimiento está en marcha, no somos tontos, el sufrimiento ya había arrancado hace 8 años, pero ahora en una dimensión y una velocidad nunca antes vista, lamentablemente.

Queda acompañar y componer nuevas canciones, aunque a algunos no les guste la música nueva.