Los que se ven en esta foto son los tipos que, sentados detrás de una computadora, protegidos por el anonimato, pasan el día esgrimiendo odio, resentimiento e insultos a través de las redes sociales.
En su conjunto, constituyen el ejército de cuentas con identidades falsas que responden al oficialismo. Una suerte de fascismo digital que ataca en manada, discrimina y representa lo peor de nuestra sociedad digital.
Ejercen las «ventajas del anonimato» destilando odio y con noticias falsas. Este ejército de ñoquis digitales no es gratis. La mayoría de ellos, cómo Juan Doe, hoy cobran, de la nuestra, por twittear.