El 11 de marzo de 1973, Héctor Cámpora accede al gobierno luego de 18 años de proscripción política. La historia empieza mucho antes: año 1955. El gobierno militar de Aramburu firmó el decreto 4161. Dicho decreto, posterior al bombardeo de la Plaza de Mayo y el derrocamiento del gobierno constitucional de Perón, iniciaría un ciclo de violencia política que se llevaría la vida de decenas de miles de argentinos. Si quieren buscar el inicio del ciclo de violencia política argentina de la segunda mitad del siglo pasado, vayan al decreto 4161 de la dictadura militar.
El decreto 4161 de Aramburu prohibió al partido político mayoritario, en el mismo se incluía, entre otras:
- Prohibición del partido peronista
- Prohibición de la utilización de imágenes de Perón o de Evita
- Prohibición de la utilización de símbolos peronistas
- Prohibición de marcas comerciales que en sus nombres hicieron alusión al peronismo
Como toda prohibición genera sus propias resistencias, el peronismo, de diferentes formas, fue generando herramientas de resistencia al régimen militar y al sistema en su conjunto. Durante los 18 años de proscripción, “el régimen” celebró elecciones ilegítimas donde triunfaron los radicales Frondizi e Illia, en 1958 y 1963, respectivamente.
Estas elecciones fueron totalmente ilegítimas, ya que el peronismo no pudo presentarse por la vigencia del nombrado decreto 4161. Un decreto de odio, antidemocrático y fascista, que buscó eliminar, sin lograrlo, al movimiento político mayoritario que había puesto a los sectores postergados del régimen oligárquico —al que hace referencia Milei— en el centro de la escena política. Los sectores que no comían del banquete que las clases dominantes habían cocinado desde 1880. Un sector que, entre 1945 y 1955, había sido el principal beneficiario de las políticas de Perón, pero también había logrado que sus representantes ocupen lugares de Poder. Algo intolerable para los dueños de la Argentina oligárquica de principios de siglo.
La victoria de Cámpora en 1973 implicó la victoria de la resistencia sobre el fascismo. De la democracia sobre la dictadura. Los que fueron los únicos privilegiados del gobierno de Perón y de Evita, que crecieron en dictadura militar, lograron traer a la Argentina a la leyenda viviente. Lo que siguió será materia de análisis para otra bajada. La violencia y el odio de los reaccionarios volvió multiplicado en 1976, incluso digámoslo, antes, con Perón vivo.
La década del 70 merece una profunda reflexión, mirarla de frente, sin miedo. Solo así podremos construir un futuro mejor. Es en la disputa cultural e histórica donde se combaten a estos nuevos fascistas, con ropa de libertarios, que buscan restaurar la Argentina de la exclusión planificada.
Como dice el canto popular, ni con bombas, ni fusilamientos no han vencido…