Luego de la medalla del “Maligno” Torres, los funcionarios de turno salieron corriendo por la foto para poder colgarse. Quienes fuimos deportistas sabemos que no hay nada que el deportista desprecie más que aquellos que, sin aportar absolutamente nada, se quieran subir al logro. Sobre este tema solo diré: tengan un poco de dignidad y dejen disfrutar al pibe y a su equipo de esta hazaña. Porque, en la Argentina de hoy, ganar una medalla olímpica es realmente una hazaña comunitaria.
La página del ENARD, ente a cargo de la financiación del alto rendimiento en la Argentina dice:
“A fines de 2009, el Congreso Nacional sancionó la ley N° 26.573, y la inmediata Reglamentación del poder ejecutivo encabezado por la presidenta Dra. Cristina Fernández de Kirchner, posibilitó la creación del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, iniciando su gestión como tal en agosto de 2010 (…)
(…) Los recursos con los que esta entidad se financió (ejercicios 2010 al 2017, inclusive), fueron el producto de un cargo del uno por ciento (1%) aplicado sobre el abono que las empresas de telefonía celular facturaron a sus clientes por los servicios de comunicaciones brindados (Artículo 39, inciso a de la Ley 26.573). A partir del 2018, con la sanción de la Ley 27.430, se deroga el artículo anteriormente citado, reemplazando la fuente de financiamiento y estableciendo que el Poder Ejecutivo Nacional incluirá en cada proyecto de Ley de Presupuesto de la Administración Nacional el monto anual a transferir al ENARD».
Traduciendo, en 2009 se creó el ENARD, pensado como un ente autárquico. Es decir, con financiamiento propio. El mismo se garantiza a través de un cargo del 1 % sobre las facturas de los celulares. En 2018 el gobierno de Macri, con Mac Allister como principal referente de la agencia que regualaba el deporte, eliminó ese financiamiento y pasó a estar a cargo del presupuesto nacional. A continuación vamos a ver cómo se comportó el financiamiento del deporte de alto rendimiento en los últimos 14 años:

Elaboración propia sobre los datos del ENARD
Desde la creación del organismo, los deportistas becados pasaron de 785 en 2010, hasta el tope máximo en 2014 con 2858 deportistas becados. Luego la curva fue siempre descendente. El gobierno de Macri eliminó la autarquía del ente y el de Alberto Fernández no la restituyó. Con la llegada de Milei y Scioli el ajuste se profundizó. En 2023, 1380 deportistas cobraron becas deportivas. En 2024, año Olímpico, ese número se redujo a 1189, es decir que se eliminaron 191 becas. La motosierra también llegó al deporte argentino.
Siguiendo al presidente, no solo llegó la motosierra, sino que también pasó la licuadora. Es decir, la pérdida del valor real del dinero que se destina. Más claro: ante la escalada inflacionaria, el presupuesto no se actualizó al mismo ritmo, entonces el dinero real que se destinó -y con ello el valor de las becas- se licuó.
Elaboración propia sobre los datos del ENARD
El gráfico muestra la evolución del dinero destinado al financiamiento del alto rendimiento. Se usan números índice para neutralizar la nominalidad de la inflación. Se usa de base el año que más dinero se destinó: 2015. Ese año equivale a 100, y sobre esa base se calcula cuánto se invierte en cada año, sobre esa referencia. Si en 2015 se invirtió 100, en 2024 se invirtió 24. Es decir, el 25 %. Ahí está el ajuste de los que hoy se cuelgan medallas.
Para ser sinceros, tenemos que decir que los resultados de estos Juegos Olímpicos no tienen nada que ver con la política deportiva de este gobierno. Quienes transitamos el deporte sabemos bien que los ciclos olímpicos duran cuatro años, pero no solo eso, el proceso de captación, desarrollo y puesta a punto de un deportista dura alrededor de 10 años, como mínimo. Lo que no invertís hoy, lo sufrís 4, 8 o 10 años más adelante. No se puede permitir que los tipos que están ajustando al deporte argentino se cuelguen de las medallas.
No extraña de Scioli, que sin ninguna vergüenza y con la misma cara de piedra -quizás también por causa del exceso de botox- fue menemista, duhaldista, kirchnerista y ahora furgón de cola del mileilismo. Si no les interesa el deporte, si no están interesados en invertir, si les parece tirar dinero, está bien. Pero no quieran engrupir a la gente, no se cuelguen medallas, tengan un poco de dignidad. Los deportistas te sacamos la ficha al toque, no engañas a nadie Daniel, te conocemos.
Los que tocan de oído con el deporte, y entienden poco, suelen emular el desarrollo deportivo con una pirámide. Nunca me gustó la analogía porque me parece un facilismo de los que tocan de oído. Pero se suele ubicar en la base al deporte social; en el centro, al desarrollo, con las federaciones; y en lo más alto, al alto rendimiento. Un gobierno que piensa en el desarrollo deportivo debería tener políticas específicas destinadas a fortalecer cada eslabón de este camino.
Este gobierno, en la base, eliminó a los Juegos Evita y a los presupuestos para infraestructura de clubes de barrio, además de que los ahoga con facturas impagables; mientras que en el centro de la pirámide desfinancia a las federaciones, como ya comentamos en una nota anterior. Dijimos en otras editoriales que Daniel Scioli le soltó la mano al deporte: hoy los equipos nacionales juveniles clasifican a torneos internacionales y tienen que pagar los viajes de sus bolsillos. Por último, lo demostrado presupuestariamente en los gráficos anteriores: un abandono total de cada engranaje del deporte nacional.
Muchachos, se les nota mucho. Entienden muy poco sobre cómo funciona el deporte y, sobre todo, la cabeza de un deportista. El deportista trabaja en silencio muchos años, se esfuerza, fracasa, se frustra y sigue adelante. Alguna vez, quizás, gana. En ese momento sobran los jetones que aparecen para sacarse una foto. Lo que necesita el deportista, en general, y el deporte argentino, en particular, es una política de largo plazo, como lo fue la creación del ENARD y su financiamiento, como lo hizo el gobierno de Cristina. Y darle continuidad, sostenerla. Quizás no salgan ustedes en la foto, porque lamento tener que explicarles que esos procesos duran muchos años. Salvo que tengas un papi que te compre una lancha. Pero si nada cambia, seguiremos así, esperando algún milagro, algún genio o genia, algún iluminado bien rodeado que, cada tanto, nos dé una alegría.
Pero si quieren hacer algo, les aconsejo que al menos no hagan el ridículo.