El día viernes ocurrió un hecho sin precedentes en la historia de la política argentina. La organización que guarda para sí la posibilidad de capitalizar los logros del mejor gobierno desde Perón, por el simple hecho de que la conduce el hijo de Néstor y de Cristina, hizo un acto en contra del gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Me refiero al mejor cuadro político, hijo de la década de ganada, con gestión, probado a la hora de ganar elecciones, sin sospechas de corrupción, formado, con llegada a la gente y que encabeza la resistencia a los embates del Gobierno de Milei contra los y las bonaerenses y contra el pueblo argentino.

Así de absurdo fue lo ocurrido el pasado viernes. Muchos recordamos las canciones que apuntaban contra Clarín, contra Magneto, contra los fondos buitre, contra el pro y Mauricio Macri, incluso contra Massa, quien nos acusaba de ñoquis y amenazaba con “meter en cana”. Pero hoy componen “nuevas canciones” contra Axel Kicillof. La locura es total.

El discurso de Máximo comenzó con una buena crítica al Gobierno de Milei, un poco de maquillaje, porque claro, no podía simplemente lanzar tiros por elevación contra Axel. Que dicho sea de paso, tienen el gobierno de Axel plagado de funcionarios de su organización. Entre ellos, la ministra de Ambiente de la provincia, la cual asistió a un acto contra Axel Kicillof. También decenas de legisladores provinciales y concejales a los que no conoce nadie, que no arrastran un voto y que gozan los beneficios de cargos electivos sin aportar un solo voto. Arrastrados por la cara de Axel Kicillof en la boleta. Decía, una buena crítica al RIGI, ese mecanismo de saqueo legalizado aprobado en la cámara de diputados; también una interesante descripción de los perjuicios del extractivismo. 

En el minuto 25:27 del discurso ocurre algo que es para analizar con profundidad, por lo absurdo. Cito textual “Si los que fueron señalados por el dedo de Cristina se quejan, ¿qué nos queda a los que no fuimos señalados?”. Hay que aclarar que en el Gobierno de Alberto Fernández, la Cámpora manejó (cito de memoria): Anses, Pami, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Ambiente; y una decena de funcionarios en justicia, desarrollo social, economía, agricultura, Ciencia y Tecnología, Transporte, Educación y Cultura. A todo esto hay que agregar una larga lista de diputados nacionales, diputados provinciales y concejales en todos los distritos, solo por el hecho de ser señalados por un dedo. Pero esto no hace falta siquiera decirlo, es una verdad a cielo abierto dentro de la política.

Lo que no se entiende es cómo se puede lanzar tamaña temeraria frase ante la contundencia de los hechos. Y digo, las organizaciones están en su derecho a intentar imponer sus cuadros, lo que no tiene explicación es cómo negar algo tan abiertamente evidente

En un pasaje muy interesante, hace referencia a quienes querían jubilar a Cristina en 2017. Recuerdo perfectamente ese momento. Sucedía mientras nosotros caminábamos a Comodoro Py, organizamos Arsenal y Racing, en Avellaneda; y construimos la mesa “hay 2019”. Lo gracioso, y trágico, de la apreciación es que quien encabezaba dicha operación era Alberto Fernández (!!!).

Luego, en un pasaje jugoso, al final se hizo justicia. Máximo planteó que hay que cambiar, que nunca más un Scioli. ¿Nos pedirán perdón a quienes lo dijimos en el 2015 y éramos acusados de traidores, de faltos de madurez política, troskos, etc? Tiene que tener algún tipo de beneficio haberla visto 9 años antes.

La frase que más rescato del discurso es cuando, en el minuto 56:00, plantea una negativa para aquellos que están esperando que el pueblo haga tronar el escarmiento, y plantea que el pueblo ya lo hizo, y fue en las últimas elecciones. ¿Alguna autocrítica? En el fútbol solíamos decir que aquellos que tenían más edad o más experiencia cargaban con mayores responsabilidades. En las buenas y en las malas. Eso implicaba salir a poner el pecho y la cara, para bancarla, no para señalar culpables.

La Cámpora supo ser una organización dinámica, que buscaba agudizar contradicciones contra el poder real, en busca del bien general. Sigue teniendo grandes compañeros en la base. Pero está sujeta a una conducción que la lleva al aislamiento y al conflicto. Hoy vemos dirigentes, que repartimos boletas con su cara, y que, al estilo Milei, agreden compañeros de base en redes sociales. A compañeros que repartieron sus boletas y fiscalizaron sus votos. Que defendieron una candidatura a la que no le aportó medio voto. Un poco de humildad.

Lo que no se puede hacer es tirar la piedra y esconder la mano. Lo del viernes fue, sin más, una declaración de guerra al gobernador. Hoy la estrategia es la siguiente: sumisión o traición. O el triste papel de dirigentes como Sabbatella, o muchos otros que no podrían ocupar los lugares que ocupan si no fuera por la figura de Cristina. Quieren convertir la unidad en sumisión, pero esa época terminó.

Como dijimos en estas líneas, hay una especie de casta que le vende pescado podrido a Cristina. Que ocupan sus días -tienen poco trabajo- en pasillear y operar compañeros, pero cuando ese compañero osa responder, se transforma en un desordenado primero,  y luego en un traidor. Eso se acabó. Porque somos muchos y muchas los que hemos dado muchísimo por Néstor y por Cristina, y nadie puede guardarse para sí el monopolio de ese activo. Cristina es mucho más que la Cámpora, aunque no compartamos apellido.

Muchos hemos dado las discusiones en lugares donde garpaba más hacerse el boludo. Incluso poniendo nuestras carreras en juego. Nadie nos puede venir a apurar. Menos lo que solo han usufructuado, política y económicamente, de bancar. 

En el año 2014, luego de estar a préstamo en varios clubes, volví a Boca, que era el dueño de mi pase. Jugué muy poco, y no estaba bien. Dedicaba mucho tiempo de mi físico y mi cabeza a bancar a Cristina, gratis, como corresponde. Se hizo un lugar en el equipo, era mi oportunidad, la que había estado esperando. Pero Carlos Bianchi optó por Andrés Cubas. Al principio me enojé, pero rápidamente acepté que la decisión estaba bien. Andrés estaba mejor. Lo apoyé, y le fue muy bien. Estaba más metido y tenía un mejor futuro. Hay veces que hay que aceptar que otro compañero está mejor, no tengo dudas de que ese compañero es Axel Kicillof. Al que le hicieron un acto en su contra. 

Debate sí, pero boludeces no. Parece que hay alguien con la potestad para definir qué es debate y qué es boludez. Como dijo Néstor, ¿qué pasa? ¿Están nerviosos?

Y en tal caso, al final del camino nos volveremos a encontrar. Recuerdo que Massa nos acusó de ñoquis y de chorros; Alberto Fernández se paseaba por programas de televisión hablando pestes de Cristina; ni hablar de Martín Insaurralde, quien fuera el candidato de Máximo para gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Todos ellos tuvieron su indulto. Incluso habiendo recurrido a golpes bajos y acusaciones personales. En tal caso, solo proponemos una discusión política. Y acéptenlo muchachos, pasen a la mayoría de edad, no es con Cristina, es con ustedes.