Por fuera de la macro,
de las cifras de pobreza e indigencia,
de inflación y desocupación;
se impone una nueva ética en la Argentina:
la ética del hijo de puta.
Esta ética creció de a poco,
por abajo,
de la ventajita,
de mirar para otro lado.
Muchos hijos de puta actuaban en las sombras,
se regocijaban a escondidas.
La novedad, lo nuevo
es que Milei, y su turba de machitos en manada,
legalizó lo que antes avergonzaba.
La Argentina de Milei, la de los vivos,
la de la casta empresaria,
la de principio de siglo pasado,
es la Argentina de los hijos de puta.
Un país para poquitos,
y el que no puede que se joda,
el que se cae que se joda.
Si no tenés medicamentos, jodete,
Si te echan del laburo, jodete.
Hay muchos de estos,
de los que tienen un pedazo fascista adentro,
que no comen las mieles del poder.
Son de los que suelen quedarse afuera,
y joderse,
pero igual se esfuerzan por ser,
igual que los otros,
también hijos de puta.
Y así, de poco,
construyeron la Argentina de los hijos de puta,
de escupir al de al lado,
patearlo,
ningunearlo,
insultarlo, en manada,
pero como dijo algún lúcido dirigente,
aunque convenzan al 99 % de la sociedad
de que ser un hijo de puta garpa,
seguiremos en la nuestra.
Solemos decir,
mientras uno de los nuestros siga de pie,
los hijos de puta no nos habrán vencido.



1 Comment
Gabriel Domingo Di Santo
11 meses agoMe gustaría sebastian algun dia charlar con amenamente y con respeto poder debatir soy un ex votante del kirchnerismo