En estas líneas se propone un breve análisis de la crisis de representatividad que posibilitó la asunción del anarco liberalismo al poder del Estado en la Argentina a través de las urnas. A su vez, se propone una mirada situada en el presente que vivimos como país enmarcado en el mundo de la post verdad que redunda en un sentimiento que erosiona la salud mental de cualquier ciudadano: la incertidumbre. En este sentido, no hay mayor desconcierto que el generado por la sensación de viajar en un bote sin capitán que proteja el bienestar de sus tripulantes. Esta triste actualidad es posible a partir de otro sentimiento que este gobierno no ejercita: la sensibilidad ante la vulnerabilidad del semejante.

La música es un ámbito al que apelaré frecuentemente para poder pensar analogías que posibiliten la visualización de problemáticas desde otras perspectivas posibles. La composición de nuevas canciones en el ámbito musical siempre ha sido un desafío de gran envergadura. A su vez, con el correr de los siglos hay algo de lo novedoso que empieza a costar cada vez más.

Como si fuese un bien no renovable, se huele en el aire un susurro que dice “ya todo está escrito”. La dimensión del desafío actual se enmarca en una época en la que ya no ocurren escenarios como aquel de Nietzsche, cuando nos trajo la buena nueva de la muerte de Dios y el traspaso del poder (como un poder hacer, como un poder que no depende de la moral tradicional cristiana) de éste al Hombre con mayúsculas. Para decirlo sin más, se presentan varias dificultades relacionadas: el desafío de contar algo nuevo, de dejar de cantar la que ya sabemos todos. Reversionar, revisar, des- idealizar: no confundir la crítica con la traición a los ideales, sino al contrario; pensar la crítica como un modo de defender las convicciones por las que se lucha.

Esta triste actualidad es posible a partir de otro sentimiento que este gobierno no ejercita: la sensibilidad ante la vulnerabilidad del semejante.

La falta de novedades, o bien, el bombardeo de novedades constante que redunda en la no novedad, y la sensación de que “ya todo ha sido dicho” se conjuga con una falta de creatividad impulsada por la pasividad que generan los potentes constructores de subjetividad basados en la lógica algorítmica. En el ámbito musical, esto redunda en una decadencia respecto de la innovación rítmica y de la profundidad y compromiso de las letras, al menos en el ámbito de lo masivo.

Sigue existiendo música que intenta romper los moldes, pero vivimos en tiempos en los que todo es molde. El compromiso social de los artistas está entibiado por un público que a su vez está bombardeado por una vida cotidiana masticada de antemano y acrítica. Una salvedad de este planteo es la innovación que nos trajo el freestyle y el rap, que, en las últimas décadas, si bien en muchos casos con violencia verbal entre oponentes, aportó crítica social y creatividad espontánea (como es el caso de Wos).

El rodeo por el ámbito de la música y la filosofía viene a cuento porque el pensamiento, la escritura, la música, la política; en fin, todas las artes humanas (porque la política también lo es, a mi juicio) están arraigadas a su contexto de enunciación. No ocurren como compartimentos estancos: dialogan con el contexto. El contexto se hace texto. Los imperativos fuertes, los grandes relatos, las apuestas jugadas, decididas y durables han caído. La confianza en el otro se ha derrumbado porque el embiste del capital en la dictadura de la década del 70 en Argentina, y de las ocurridas en Latinoamérica en general, no cesó con la recomposición de la democracia: tomó impulso para volver mejorado. Esto es crucial saberlo, porque estar alertados posibilita la estrategia de batalla.

En esa reinvención de la gran derecha mundial se enmarca, a mi juicio, la oratoria liberal de Javier Milei y de tantos otros que ya son, y otros que, desde mi pesimista perspectiva, serán. Ese pesimismo no es sinónimo de resignación. Pero es menester comprender que ellos han cantado otras canciones. El mismo Milei supo decir con sorpresa que fue votado diciendo con relativa sinceridad muchas cosas de la cuales sus mismos votantes hoy se escandalizan.

¿Cuántas veces hemos escuchado en la panadería, en la verdulería, en el supermercado, en conversaciones nuestras o ajenas, que el voto buscaba lo distinto? Que no votar al representante del peronismo tenía la intención de votar a personas nuevas, porque “siempre nos gobiernan los mismos…”. Déjeme decirle que hay algo de cierto en ello. Déjeme decirle que el espíritu de época es más sabio de lo que muchas veces creemos. La alternativa elegida fue una pared que nos dejó afuera a todos, sin duda. Pero no escuchar las causas sentenciaría el fracaso de las renovaciones políticas que los tiempos que corren, auguran.

La alternativa elegida fue una pared que nos dejó afuera a todos, sin duda. Pero no escuchar las causas sentenciaría el fracaso de las renovaciones políticas que los tiempos que corren, auguran.

Nuevas canciones piden nuevos artistas, sin quitarle el mérito a artistas previos que han compuesto bellas melodías. La urgencia de nuevas composiciones se hace explícita cuando nos encontramos ante una situación siniestra ya mencionada: hay otros que están escribiendo sus propias letras y lo peor, están intentando imponer connotaciones individualistas y peligrosas de palabras como “libertad”, “justicia”, y “derechos”. Están dando su propia batalla cultural.
¿Pensamos que solo nosotros la daríamos?

La incertidumbre del presente no tiene precedentes. Para cada día, el mañana es una gran incógnita. A nivel laboral, a nivel económico, a nivel social, y a nivel derechos: muchas personas están entrando en un proceso de asimilación de que aquellas luchas que parecían ganadas, pueden ser removidas; hablo desde el derecho a la educación hasta la garantía del acceso a una medicación oncológica.

En algún momento cercano del pasado de nuestro país, hablo ya dentro del siglo XXI, el avance de un Estado presente pudo profundizar en la redistribución de la riqueza y en la disolución de los monopolios informativos que constituyen subjetividad. Pero no ocurrió por falta de decisión política. Por la especulación respecto de las consecuencias que dichas decisiones podían traer. En los momentos que corren, medidas que jamás imaginamos como posibles a pocos meses de haber asumido como presidente (dado que destruyen la economía y el bienestar de millones de argentinos de bien), Milei las toma sin ponerse colorado. Fiel a una ideología económica que responde a los sectores concentrados de la riqueza, y carente de toda sensibilidad social por los sectores medios y bajos de la economía local.

No encuentro otro modo de escribir, que clarificando una posición. De lo contrario, solo observo. De lo contrario, solo interpreto contemplativamente y no me comprometo. Vuelvo por un momento a la metáfora de las canciones que ya fueron, que ya sonaron, que se intentan reversionar. Y no funcionan. No funcionan porque ya habían dado todo lo que tenían para dar. Era mejor quedarse con aquella versión. Esta versión no solo no me gusta más, sino que hace que me guste más aquella, la verdadera. Pero quizá no es eso, quizá es que aquella canción se hizo en versión acústica: con guitarras criollas, cajón peruano y pandereta. Quizá haya que conservar las letras. Dudo, y pienso: traigamos los amplificadores, encendamos las pedaleras y busquemos un baterista. Volver volveremos, el estadio se llenará nuevamente. Ya ocurrió más de una vez eso. Y volverá a pasar. Terminemos con los ensayos. Hagamos un concierto.