Un nuevo 24 de marzo. 49 años del inicio del golpe de Estado. 49 años de la masacre. Del terror total que tenía como objetivo realizar una “limpieza ideológica” en la Argentina, pero no nos han vencido. Acá estamos. 

49 años de los robos de bebés. De las torturas. De las familias que quedaron partidas. De los corazones que quedaron partidos. De ilusiones que siguen despiertas esperando que vuelvan. De los vuelos de la muerte. Del plan sistemático de exterminio que tenía como único fin instaurar un sistema socioeconómico en contra de los intereses de las mayorías. Necesitaban disciplinar y desaparecer a los que luchaban. No pudieron. La sangre derramada no fue en vano. 

Esta sanguinaria cacería contó con complicidades. Hoy, a 49 años, algunos no aprendieron nada. Sigue habiendo argentinos y argentinas que eligen mirar para otro lado. Hoy también existe una funcionaria a cargo de la represión. Patricia Bullrich, la secretaria general del partido de la violencia en Argentina, que acaba de declarar que el fotógrafo herido salvajemente era “militante kirchnerista” como si eso fuera justificativo de algo. Es el “algo habrán hecho” de estos tiempos. A ella le espera la cárcel. Carga en sus hombros decenas de represiones ilegales y de muertos a sus espaldas. Son sus muertos, los asesinados de la democracia. Los asesinados y reprimidos por Patricia Bullrich. 

A 49 años volvemos a tener un programa económico que apuesta la valoración financiera. Anclar el dólar, para que capitales especulativos hagan tasa de interés y luego se vayan con las ganancias extraordinarias. Siempre salió mal y volverá a salir mal. Es el mismo Caputo, haciendo lo mismo de siempre. Es el Martínez de Hoz de nuestros tiempos.

Este crawling peg que desangra las reservas del banco central y que nos hace volver al FMI, es la tablita cambiaria de antaño, y no es más que la garantía que el gobierno le da a los timberos. Los timberos son los amigos de Caputo. El mismo Caputo es un timbero, es uno de ellos. Volverá a salir mal. En ese marco, la represión vuelve a ser la condición necesaria para que el sistema se pueda sostener. No funcionó hace 49 años. No funcionará ahora. Este consenso liberal sádico, que logró penetrar en la cabeza de muchos argentinos y argentinas, también pasará y, al igual que los militares, muchos de ellos tendrán que rendir cuentas. Irán a la cárcel y la memoria popular los guardará en el lugar de los traidores y los vendepatria. Esto aplica para funcionarios como Adorni, Caputo y Bullrich pero también para cómplices a sueldo como el hijo de Mauro Viale, Majul, Trebuq y tantos otros lamebotas que hacen de la obsecuencia su oficio.

Queda mucha memoria por hacer. Mucho trabajo por realizar. Cada hecho de memoria que hagamos, más chico o más grande, fortalecerá la idea del Nunca Más. De que fueron 30 mil y de que no hubo dos demonios. Hubo un solo demonio: el gobierno militar que usurpó la estructura del Estado para masacrar a los argentinos. Del otro lado hubo miles de argentinos que se opusieron con los mecanismos que los tiempos le permitieron. Y en tal caso, hubo personas que cometieron delitos. Pero la resistencia ante un gobierno militar de facto es totalmente legítima. 

Con la certeza de que no nos han vencido. Con la firmeza que estos tiempos demandan y con la total convicción de que la patria no se vende y que vamos a defenderla recibimos un nuevo 24 de marzo.